Introducción
En los últimos años se han realizado numerosos estudios
sobre la influencia de los hábitos nutricionales en el
envejecimiento y en la adquisición de numerosas
enfermedades, en particular degenerativas. Aunque la dosis de principios
activos presentes en los alimentos sea mucho menor que en los medicamentos, el
consumo acumulado a lo largo de la vida puede ser mucho mayor. Por ello, cada
vez se le da más importancia a la dieta y a la inclusión en ella de los
llamados alimentos funcionales, que aportan no sólo nutrientes, sino sustancia
capaces de mejorar la salud o prevenir enfermedades.
El té es la segunda bebida más consumida del mundo después
del agua y la planta de la que se obtiene, la Camilla sinensis, crece en casi
30 países. Desde antaño se conocen sus efectos refrescantes y estimulantes y
las investigaciones realizadas en los últimos años demuestran que es rico en
catequinas, un subgrupo de polifenoles, sustancias caracterizadas por su gran
poder antioxidante.
Recientemente se han realizado diversos estudios que
analizan el posible papel que desempeñan los antioxidantes contenidos en el té
en la prevención y tratamiento de determinados tipos de cáncer y en la mejora
de ciertos factores de riesgo cardiovascular.
El objetivo de la presente revisión es recopilar estos
estudios y discutir si el té es realmente efectivo como alimento funcional.
COMPONENTES QUÍMICOS DEL TÉ
El té contiene gran cantidad de varios tipos diferentes de
catequinas. Éstas son un tipo de flavonoide, que a su vez son un tipo concreto
de polifenol. Para hacer referencia a ellos sin especificar más, se usa el
nombre de GTPs (Green Tea Polyphenols).
Concretamente, las catequinas que se encuentran presentes en
el té son las siguientes:
– ECG:
epicatequina-3-galato.
– EGC:
epogalocatequina.
– EC:
epicatequina.
Una bolsita de té verde tiene entre 80 y 100 mg de
polifenoles. Las catequinas se encuentran en mayores cantidades en el té verde
que en otras variedades de té, como el té negro o el oolong. Esto es así porque
la producción de té negro implica una oxidación de las hojas.